La 44 Cata Flamenca, celebrada este año en las instalaciones de Bodegas Cobos, volvió a cubrir de forma sobrada con la expectación que había levantado el cartel que el Ayuntamiento y la Peña Flamenca El Lucero habían programado para este año. De nuevo Antonio Varo ejerció de maestro de ceremonias de un evento que se prolongó hasta bien entrada la madrugada, y a la que asistieron cerca de 800 personas llegadas desde múltiples puntos de la geografía andaluza.
Abría la Cata Luisa Muñoz, en una noche marcada por la excelente climatología muy apropiada para disfrutar del flamenco. La francesa encandiló al público, elevando la temperatura artística de la noche, preludio de uno de los momentos sorpresa, hubo varios, que más agradaron a los casi ochocientos aficionados que acudieron a esta cita anual.
Tocaba actuar tras a Samuel Serrano, ahijado de Paco Cepero. El maestro de la guitarra ofreció a los asistentes un breve, pero intenso, paso por el escenario “por todos los años que llevaba sin venir a la Cata de Montilla”. Tras este momento fuera de cartel llegó el turno para el más joven de los artistas que ayer ocuparon el escenario. Samuel Serrano no defraudó y demostró el talento y futuro que tiene por delante.
Cerraron la primera parte La Tremendita y el baile de Anamarga, con el público ya entregado y dispuesto a alargar la fiesta todo lo necesario para disfrutar de cada una de las notas que se iban desgranando por el escenario.
La segunda parte la abrió otro de los grandes protagonistas de la noche. El Pele, que volvió a demostrar su arte y buen hacer sobre los escenarios. Tras él la actuación de Antonio Contreras, y el montillano Antonio Mejías, que cerró el cartel, pusieron el colofón a la Cata.