El Flamenco abrió un año más las actividades preparadas con motivo de la Fiesta de la Vendimia, en un evento que este año congregó a más de 900 personas en las naves municipales de la Avenida de Las Camachas. La XLIII Cata Flamenca ofreció este año al público asistente un gran espectáculo, demostrando el por qué es una de las citas obligadas en el panorama flamenco.
Pero antes del Cante, la Cata tuvo un emotivo homenaje para el flamencólogo Agustín Gómez, quien fue durante muchos años presentador de este evento, y uno de las persona que más ha trabajado en la provincia para dar a conocer el flamenco. Tras la muerte de Agustín, el Ayuntamiento y la Peña Flamenca quisieron recordar la figura de este montillano entregando a sus hijas sobre el escenario un recuerdo en memoria de su padre.
Tras este emotivo acto, el artista local Antonio Mejías fue el encargado de abrir la Cata de este año, consiguiendo que los aficionados comenzasen desde el principio a intuir que sería una gran noche, y calurosa, la que se iba a vivir en Montilla. Le siguió el pontanés Julián Estrada que cuajó una excelente actuación a un público ya entregado al espectáculo que estaba viviendo.
Cerró la primera parte de la Cata Argentina que ofreció lo mejor de su repertorio confirmando las expectativas que había levantado su presencia en el cartel de la Cata. Tras el descanso Pedro el Granaino y el grupo de Belén Ariza completaron una noche flamenca de alto nivel.
Una año más, la presentación de la Cata Flamenca estuvo realizada por el poeta Antonio Varo Baena. La Cata Flamenca está organizada por el Ayuntamiento de Montilla, con la colaboración de la Peña Flamenca El Lucero, la Diputación de Córdoba y el Consejo Regulador Montilla-Moriles.