El Castillo de Montilla ha acogido el acto en el que la Corporación montillana ha formalizado el acuerdo, alcanzado por unanimidad el pasado 13 de diciembre, de nombrar a María del Carmen Jiménez-Alfaro como hija adoptiva de Montilla, una propuesta que partió del Consejo de Patrimonio.
Ante varios centenares de personas que completaban el aforo del Castillo, el Alcalde de Montilla, Rafael Llamas, hizo entrega del diploma y la medalla que acreditan este reconocimiento “a una persona entrañable, culta, agradecida y generosa que se vincula con nuestra ciudad no sólo por las múltiples aportaciones que realiza a colectivos y asociaciones montillanas, sino sobre todo por la intención con que hace todas esta aportaciones, que es la de colaborar al engrandecimiento de las mismas”.
Llamas recordó que la Condesa de Prado Castellano, “siendo alcalde Antonio Carpio respondió de manera generosa a la petición que en aquel momento le curso la corporación con motivo de la construcción del actual hospital cediendo los terrenos en los que se ubica el mismo, cubriendo de esta manera una necesidad que en ese momento tenía Montilla y su comarca, que permitió la puesta en marcha de este centro hospitalario del que hoy todos disfrutamos”.
La homenajeada se reconoció embargada por la emoción “ya que suelo hablar más pero hoy me cuesta expresar las sensaciones que siento” y recordó los vínculos que unen a su familia con la ciudad de Montilla. “Desde mi abuelo no hemos nacido aquí, pero siempre hemos mantenido una vinculación con esta ciudad”. María del Carmen Jiménez-Alfaro agradeció la unanimidad mostrada por todos los grupos de la Corporación en la concesión del título de hija adoptiva de Montilla.
El encargado de glosar los méritos que atesora la VIII Condesa de Prado Castellanos fue el historiador Antonio Luis Jiménez, miembro del Consejo de Patrimonio e impulsor de este nombramiento, que hizo un recorrido por la biografía de María del Carmen Jiménez-Alfaro, con especial referencia a aquellos que le unen a la ciudad de Montilla.